Constituyen el grupo más numeroso de anfibios y una de las características de su estructura corporal es la capacidad para el salto, con un gran desarrollo de las extremidades posteriores. La cabeza no está separada del tronco por un cuello. La columna vertebral está formada por 10 vértebras. Los pies están provistos de una membrana entre los dedos que facilita la natación. Disponen también de ventosas en los dedos. Algunos están adaptados a la vida arborícola e incluso unos pocos (ranas voladoras) son capaces de realizar planeos de un árbol a otro gracias a membranas extensibles entre sus dedos. Muchas especies tienen párpados que protegen los ojos. Las ranas poseen dientes en la mandíbula superior y una lengua larga, pegajosa y extensible, que pueden proyectar con gran precisión para capturar insectos, que son su principal alimento. Los sapos no tienen dientes. Viven en ambientes húmedos, aunque unos pocos se han adaptado a regiones secas y entonces los huevos experimentan un desarrollo directo, sin metamorfosis. Muchas especies son capaces de emitir sonidos, que amplían mediante sacos membranosos de la garganta y que sirven de reclamo durante la época reproductora.
El huevo se forma por fecundación externa en el agua. Está rodeado de una masa gelatinosa.
El huevo se transforma en un embrión, que se mueve dentro de la cáscara gelatinosa.
Nace el renacuajo. Tiene cola para facilitar el movimento y respira por branquias.
Cuando se combierte en adulto, le salen las patas y la cola. Respira por pulmones y por la piel.