todo sobre tus mascotas y accesorios ayuda y mucho mas
 
MuNdO-AgUa
seleccion del menu  
  Inicio-Introduccion
  deja tu huella aqui :P
  guia para acuarios tropicales
  Peces
  Terrarios
  animales de terrarios
  Batracios
  Aracnidos
  => alacranes
  => VINAGRILLOS Y TENDARAPOS
  => PSEUDOESCORPIONES
  => LOS SOLÍFUGOS
  => LAS ARAÑAS
  => LOS HILADOS MÁS ANTIGUOS DEL MUNDO
  => EL ARTE DE CAZAR
  => DE LA VISTA NACE EL AMOR
  => TARÁNTULA, TARANTELLA Y TARANTULISMO
  => MARAÑA DE PATAS
  => LOS PEQUEÑOS IGNORADOS
  Reptiles
  Animales en accion
  contador de visitantes
  ¿Que es mejor?
  Algunos Videos
  comentarios
  Musica
  Chat
  juegos
  asociados
  mi canal de youtube
  Accesorios para tus mascotas
sigan visitandonos
LOS SOLÍFUGOS

EL PRIMER nombre que tuvieron estos animales fue el de solpuga (el que combate al Sol), ideado por Plinio (23-79 a.C.) para designar a estos arácnidos que él confundía con arañas. Muchos otros naturalistas posteriores siguieron manteniendo esta creencia, de ahí que, en inglés, se les conociera hace años con el nombre común de false spiders (arañas falsas); otros investigadores los incluían dentro de los escorpiones. Más tarde, algunos autores prefirieron designarlos como Solifugae (el que huye del Sol). Sea en una u otra forma, ambos nombres se refieren a animales que se esconden de la luz directa, recluidos siempre en lugares oscuros, y activos únicamente durante la noche. Sin embargo, en el mismo idioma inglés se les da otro nombre que resulta contradictorio, el de sun spiders (arañas del Sol), lo cual se debe a que también hay especies diurnas que abundan en las zonas áridas y desérticas y que cazan a sus presas directamente bajo los rayos del Sol.

Una de sus características principales es la gran agilidad y asombrosa rapidez de sus movimientos. Cuando persiguen a una presa o cuando se sienten descubiertos, es tal la carrera que emprenden, que es difícil seguirlos con la vista y mucho más difícil aún capturarlos. Esta es una de las razones principales por la cual se encuentran tan pocos ejemplares de este grupo en las colecciones científicas. Esta particularidad dio lugar a otro de sus nombres en inglés, windscorpions (escorpiones veloces como el viento).

En las regiones calientes de México reciben el nombre común de matavenados, sobre todo en el estado de Sonora. Esto es completamente injustificado pues no se trata ni de animales venenosos, ni de animales con suficiente tamaño y fuerza para poder causar una herida mortal a estos cuadrúpedos; ésta es sólo una de las muchas leyendas fantásticas que se han creado alrededor de los arácnidos. La generalidad de las personas está igualmente convencida de que se trata de animales cuyo veneno es mortal o de consecuencias muy graves para el hombre. Los principales responsables de esta creencia han sido los árabes, al narrar verdaderas atrocidades causadas por estos animales que, según ellos, invadían sus tiendas de campaña durante la noche, mientras dormían, atacándolos con sus mordeduras y venenos y produciéndoles graves lesiones e incluso la muerte. Esto no puede ser real, pues los solífugos carecen de glándulas de veneno. No obstante, el rumor de que los viajeros que pasaban la noche en el desierto eran atacados por estos animales, se fue extendiendo cada vez más, llegando a provocar verdadero terror entre la gente.

A pesar de todas estas historias que circulaban por esas tierras, las tropas inglesas que lucharon en Egipto y sus alrededores en la segunda Guerra Mundial se acostumbraron tanto a la presencia de estos arácnidos que los mantenían como mascotas, sin ningún temor; observaban cómo combatían entre ellos o con algún otro artrópodo, y apostaban al posible vencedor, o bien, echaban suerte sobre el más rápido corredor.

Actualmente está plenamente confirmado que los solífugos no son venenosos y que las pequeñas heridas que llegan a ocasionar con sus quelíceros, cuando luchan por su vida, no tienen mayores consecuencias; desde luego, se debe lavar y desinfectar el lugar lesionado para evitar infecciones secundarias.

Lo que sí es real es que se trata de animales increíblemente voraces y agresivos para capturar a sus presas. Casi nunca se sacian y seguirán comiendo mientras haya posibilidades de hacerlo; su opistosoma llega a inflarse tanto con la comida que ingieren, que llega el momento en que apenas pueden moverse.

Aunque hay algunas especies que se han encontrado en montañas de cierta altitud y en regiones húmedas, la mayor parte de los solífugos viven en lugares calientes, preferentemente secos y áridos de las regiones tropicales y subtropicales del mundo, menos en Australia e Islas del Sur.

Se sabe que existen desde el Carbonífero, por la única especie fósil que se conoce, la Protosolpuga carbonaria, de Illinois, EUA. No deja de ser extraño que no se hayan encontrado más ejemplares fósiles, pues los solífugos poseen ciertas partes muy esclerosadas, como los quelíceros, que se prestarían al proceso de fosilización.

Se les cataloga como animales raros que han conservado muchas de sus características primitivas, pero que, al mismo tiempo, muestran rasgos de especialización. A simple vista pueden distinguirse de otros arácnidos por el enorme tamaño de sus quelíceros, a veces tan grandes como el prosoma; tienen, además, la capacidad de doblar toda la parte anterior del cuerpo hacia atrás, caso único entre los arácnidos. Muchos de los ejemplares muertos que se conservan en alcohol mantienen esta posición peculiar.

 


Figura 7. Aspecto general de un solífugo.

Su tamaño, medianamente grande, varía entre 1 a 7 cm. Son de una tonalidad amarillenta o pardusca; algunas especies son tan oscuras que se ven casi negras; otras presentan bandas en amarillo o castaño y en ocasiones tienen ciertos reflejos rojizos. Tanto el cuerpo como las patas están cubiertos de numerosas sedas de variable longitud, por lo que su aspecto es piloso. Su cuerpo está dividido en las partes acostumbradas, el prosoma y el opistosoma, cuya unión está marcada tan sólo por una ligera constricción del cuerpo, pero no tiene pedicelo. El prosoma presenta una pequeña placa dorsal, anterior, que cubre parte de los quelíceros y por detrás de ella hay varias plaquitas pequeñas. Sobre la placa anterior se distinguen dos ojos medios, grandes y hacia los lados de la misma pueden encontrarse, en algunas especies, vestigios de los ojos laterales. La región ventral del prosoma está ocupada por las coxas de las patas. El opistosoma está dividido en segmentos bien definidos; su extremo posterior es redondeado, con un círculo alrededor del ano, y hacia adelante se adelgaza un poco. El tegumento que lo cubre es de consistencia más o menos blanda y elástica, gracias a lo cual puede distender mucho esta parte del cuerpo cuando se alimenta, o cuando la hembra está repleta de huevos. En la parte ventral anterior del opistosoma se encuentra la abertura genital, que tiene como peculiaridad estar rodeada de pequeñas plaquitas movibles que son capaces de abrirse o cerrarse por estímulos, durante la reproducción. También en la parte ventral y en los segmentos opistosomales que siguen, se observan los estigmas, a donde van a desembocar las tráqueas u órganos de la respiración de los artrópodos en general.

Lo más llamativo de estos animales son los poderosos quelíceros que, al compararlos con el tamaño del animal resultan enormes. Están constituidos por dos artejos, que forman fuertes pinzas o quelas, provistas de dientes; esta dentición puede variar, tanto entre los sexos como entre las diferentes especies. Combinan dos tipos de movimientos: en uno las quelas se abren y cierran en sentido vertical y en el otro los quelíceros se meten y se sacan en forma alterna en sentido horizontal. Además, en los machos se observa una estructura de forma variable y de consistencia más o menos membranosa, que sale de la base del dedo fijo de los quelíceros, llamado flagelo. En algunos casos, en lugar de esta estructura se observan conjuntos de sedas, cuya forma y disposición varían en las diferentes especies. La función exacta del flagelo no se conoce; se piensa que, en alguna forma, esté relacionada con la transferencia del esperma del cuerpo del macho al de la hembra. Algunas especies de solífugos producen ligeros sonidos cuando frotan los lados de los quelíceros; por eso se dice que en ocasiones funcionan como órganos de estridulación.

Los solífugos se defienden y matan a sus presas mordiéndolas con estos quelíceros, que son capaces de dar muerte a animales de su mismo tamaño o de causar heridas a otros mayores; también pueden lesionar al hombre cuando éste coge con las manos a uno de estos animales o tiene un contacto accidental con ellos; sin embargo, como no tienen glándulas de veneno, la pequeña herida que puedan ocasionarle no tendrá mayores consecuencias; como ya se indicó antes, bastará lavarla y desinfectarla con los medios habituales.

Los pedipalpos tienen aspecto de patas, aunque son un poco más gruesos que éstas. Están provistos de los seis artejos conocidos; el tarso termina en un disco adherente o ventosa, que puede evaginarse y gracias al cual el solífugo puede trepar por superficies lisas como el vidrio; con la misma facilidad trepan por los árboles cuando persiguen a una presa. Algunos autores piensan que en los tarsos hay también células secretoras de feromonas, que provocan el reconocimiento y atracción de los sexos. Por su parte, las coxas de los pedipalpos se ven agrandadas y son las encargadas de macerar entre ellas los trozos de las presas, previamente trituradas por los quelíceros. En la parte ventral de estas coxas desembocan los conductos de las glándulas coxales, de función excretora. Además, los pedipalpos están provistos de un sinnúmero de sedas sensoriales, cortas y largas, capaces de percibir los diversos estímulos a su alrededor. Por esta razón, cuando los solífugos caminan siempre llevan levantados y dirigidos hacia adelante estos apéndices. Son elementos muy importantes en la vida de estos animales, gracias a los cuales reconocen a sus presas, a sus enemigos y a su pareja; ayudan también a la captura de presas, a llevar el alimento a los quelíceros y el agua a la boca, ya que, con frecuencia, requieren de este líquido.

El primer par de patas es mucho más delgado y débil que los otros, ya que también están provistas de órganos sensoriales y su función principal es orientar al animal a detectar estímulos del medio; al igual que con los pedipalpos, estos apéndices también los llevan levantados hacia delante. El fémur se encuentra dividido en dos, por lo que se cuentan siete artejos y el tarso puede o no tener uñas. Los otros tres pares de patas son los verdaderos órganos caminadores y corredores; las más largas y fuertes son las cuartas patas, entre cuyas coxas se localiza el opérculo genital. Además, en los artejos basales de estas últimas patas se encuentran de tres a cinco estructuras en forma de mazo o de hongo, características de estos animales, que reciben el nombre de maleolos; no se sabe cual sea su función exacta, pero seguramente es sensorial, ya que todos se encuentran inervados con terminaciones nerviosas.

El dimorfismo sexual no es muy marcado; los machos, generalmente son más pequeños y tienen las patas más largas; algunos poseen, además, el flagelo en los quelíceros, sobre el cual ya se trató.

El comportamiento reproductor es básicamente el mismo en todas las especies, aunque puede variar en ciertos detalles. Pero, en comparación con la mayoría de los arácnidos, no deja de llamar la atención la actitud agresiva y dominante del macho, a pesar de su tamaño más pequeño, en contraste con la docilidad y pasividad que la hembra adquiere poco después de iniciarse el proceso. Al principio, cuando la pareja se encuentra frente a frente, ambos mostrarán una actitud de defensa, agresiva y dispuesta al combate, meciendo el cuerpo de un lado para otro, mientras mantienen en alto sus pedipalpos y su primer par de patas, abriendo ampliamente las quelas de sus quelíceros. Pasado este primer momento, en el cual los sexos se reconocen, posiblemente por la acción de feromonas, pueden suceder tres cosas: 1) La hembra, por algún motivo, no está dispuesta a aceptar a su galán en ese momento y opta por retirarse; lo mismo sucede con el macho. 2) La hembra no tiene intención de aceptar a su compañero y empieza a retirarse, pero el macho, que no es de este parecer, empezará a corretearla hasta alcanzarla y la obligará a aceptarlo; un típico caso de violación hablando en términos antropológicos. Para obligarla a rendirse brincará sobre ella, la volteará sobre su dorso y empezará a introducir con gran energía y repetidas veces, los dedos fijos de los quelíceros en la abertura genital femenina, con lo cual la hembra cambiará de actitud, quedándose quieta y dócil. 3) La hembra, tan pronto reconozca la presencia del macho, se olvidará de su agresividad y con toda sumisión cerrará las quelas de sus quelíceros, bajará sus pedipalpos y primer par de patas y doblará ligeramente su prosoma hacia atrás, dispuesta a aceptar todo. Lo que suceda después de esta primera fase será ejecutado por el macho, pues la hembra permanecerá todo el tiempo quieta, sumisa, permitiendo, sin chistar, todas las manipulaciones de su pareja. Igual que en el caso anterior, él la volteará sobre su dorso para picarle y morderle la abertura genital con brusquedad, logrando, finalmente, que el opérculo genital de ella se abra por completo. En algunas especies prefiere ponerla nuevamente de pie, pero levantando y doblando su opistosoma sobre el prosoma, con el objeto de poder alcanzar sin dificultad el gonoporo femenino. Una vez abierto el opérculo de la hembra, el macho saltará sobre ella y acercando su abertura genital a la de su compañera, depositará directamente en el orificio un espermatóforo o gota de esperma envuelta en una tenue membrana. En algunos casos el espermatóforo es depositado primero sobre el suelo y de allí los quelíceros lo tomarán para introducirlo en el gonoporo de la hembra. Sea como sea que el espermatóforo haya llegado, el macho, una vez más, procederá a meter y sacar en forma alterna sus quelíceros en la abertura genital de ella, con el fin de romper la membrana del saquito y liberar los espermatozoides que, en esta forma, penetrarán más fácilmente por el conducto de la hembra. Terminado el proceso, el propio macho cerrará el opérculo genital de su pareja y procederá a limpiar perfectamente sus quelíceros de todo residuo posible. La hembra se pondrá de pie o bajará su opistosoma a la posición normal y cada uno emprenderá su propio camino. Algunos autores han observado que, cuando la hembra es lesionada durante este proceso, el macho se la come; también la hembra llega a comerse al macho después del apareamiento, pero esto es poco usual. Todo el proceso transcurre en unos cuantos minutos que, generalmente, no pasan de 20.

Diez o doce días después del apareamiento, la hembra busca un lugar adecuado para cavar su nido en la tierra, que será un hoyo de unos 5 a 20 cm de profundidad; allí depositará de 60 a 100 huevecillos aproximadamente, lo que varía según la especie. Estos serán más o menos blancos, esféricos, y al salir del cuerpo de la hembra llevarán ya dentro de ellos un embrión bastante desarrollado; por eso, a las hembras se les designa como ovovivíparas. Al cabo de uno o dos días la cáscara o corion del huevo se romperá y aparecerá el llamado postembrión; éste es el estado inactivo o quiescente de un ser ya formado, pero que todavía no ha completado su desarrollo. Esta etapa dura dos o tres semanas más, al cabo de las cuales las pequeñas ninfas todavía estarán muy débiles para comer y no será sino hasta después de la primera muda que iniciarán la cacería de sus presas. La ninfa tiene ya el aspecto del adulto y tendrá que pasar, por lo menos, por ocho mudas y estadios ninfales antes de alcanzar su madurez sexual. La vida de un solífugo dura alrededor de un año o año y medio y por regla general son los machos los primeros que mueren, poco después de aparearse.

Como ya se indicó, la voracidad de estos animales, que es mayor en el caso de las hembras, hace que su opistosoma se expanda muchas veces el tamaño normal, debido a la gran cantidad de alimento ingerido. El sentido del tacto y las vibraciones del medio son fundamentales para que el solífugo encuentre a sus presas; sin embargo, parece ser que algunas especies diurnas con mejores ojos efectúan la cacería siguiendo a los animales con la vista; el olfato también les es de utilidad. Sus manjares predilectos son los insectos de todas clases, chicos como las moscas, a las que pueden ingerir por cientos, o grandes, como los grillos y chapulines, a los que aplastan y mastican. También se alimentan de insectos muy duros y esclerosados, como algunos escarabajos, a los que pueden decapitar con un mordisco de sus poderosos quelíceros. El ruido que hacen estos apéndices al triturar las partes duras del insecto, puede oírse a cierta distancia. El exoesqueleto y demás material de desecho lo descartan, dejándolo a un lado. Otros se congregan en lugares donde el número de sus presas es numeroso, como en los termiteros, los avisperos o las colmenas. Pueden matar a un gran número de estos animales; cuando su grado de saturación no les permite ya comer, entierran a sus presas. Asimismo, pueden capturar y alimentarse de alacranes, arañas, lombrices, lagartijas, pájaros y mamíferos pequeños. El canibalismo es también frecuente entre ellos. Son tan veloces cuando corren, que difícilmente se les escapa alguna presa, y escalan con gran agilidad árboles, rocas, muros y postes para alcanzarlas. A veces se detienen de pronto en plena carrera, como si rastrearan una nueva pista; los animales que cazan deben estar siempre en movimiento. Con todo el material ingerido son capaces de mantenerse en ayunas durante dos o tres meses. De tiempo en tiempo necesitan también tomar agua.

Otra característica de estos animales es que pueden enterrarse con gran facilidad; cavan refugios no sólo en la arena y tierra floja, sino también en los suelos secos, que son quebradizos. Estas guaridas, aparte de servirles para protegerse de las inclemencias del tiempo, de posibles enemigos y para guardar sus huevos, también las utilizan para mudar e invernar o simplemente para descansar mientras hacen la digestión de su abundante comida. Durante su vida cavan una gran cantidad de refugios; con frecuencia no utilizan el mismo más de una vez, construyendo uno nuevo cada día. Estos hoyos son de profundidad variable, que casi nunca pasa de 30 cm. Con ayuda de sus quelíceros cortan un círculo en la superficie del suelo y luego rascan y cavan con estos apéndices, sacando la tierra con las patas, principalmente, con el segundo par; los trozos más grandes de tierra o de piedra son sacados con los quelíceros. Al final tapan la entrada con la misma tierra, quedando así encerrados y aislados en su pequeño refugio.

Son capaces de sobrevivir a las grandes inundaciones debidas a las lluvias torrenciales en los desiertos y zonas tropicales, dejando de moverse mientras permanecen sumergidos.

Entre sus enemigos naturales están principalmente las lagartijas, algunos pájaros y tal vez algún pequeño mamífero, además de otros arácnidos, incluyendo los propios solífugos. Se conoce por lo menos una especie de avispa que actúa como parasitoide de ellos, la cual primero los paraliza para depositar un huevo; cuando la larva emerge empieza a comerse al solífugo vivo, pero inmovilizado, igual que en el caso de las tarántulas.

En la actualidad se conocen aproximadamente 800 especies de solífugos a nivel mundial, que se agrupan en 10 familias. Sólo dos de ellas se encuentran en el Continente Americano: Ammotrechidae y Eremobatidae. En México, hasta el momento, se han colectado tres géneros y 11 especies de la primera y cuatro géneros y 28 especies de la segunda.

 
agreganos y consulta tus dudas  
  Mundo-Agua@hotmail.com

 
reloj  
  para q sepas q ora es
 
contadores  
 
ukrainian brides homepage besucherzähler contador de usuarios online
los usuarios en esta pagina visitantes
Contatori per sitocontadores web
 
votacion  
 
Get your own Poll!
 
nuestra radio  
  en reparacion (ten pasiencia estamos asiendo todo lo posible proximamente completo)  
Hoy nos visitan 37 visitantes¡Aqui en esta página!
grax por visitarnos Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis